Hoy en día en nuestras aulas podemos observar dentro del campo activo muchos estudiantes que se les dificulta aprender, a pesar de no presentar ninguna dificultad cognitiva ni sensorial evidente, teniendo el potencial y los recursos suficientes para desarrollar habilidades y capacidades viéndose reflejado en sus notas, éstas no son las esperadas conllevando muchas veces a la presencia de continuos fracasos, crisis familiar y a llegar a ser etiquetados erróneamente como niños que no aprenden, desafiantes, malcriados y poco colaboradores. El impacto en el estudiante es de gran magnitud: en su autoestima, en su vida social, familiar y en la poca motivación que presentará para aprender y llevar a cabo tareas que se le dificultad o que creen que no las realizarán correctamente, es por tal importante que los maestros conozcamos las características de las dificultades específicas en el aprendizaje así de esta manera poder ante los primeros indicadores derivar a los especialistas pertinentes y tenerlo en cuenta para tener una atención más específica con el alumno y sus padres.
Si bien la presencia de una dificultad específica en el aprendizaje sea ésta en la lectura, escritura y matemáticas implica que conozcamos las características de la presentación de las dificultades en mención para poder hacer adaptaciones pertinentes y brindarle facilitadores a los estudiantes, también debemos de trabajar conjuntamente con los especialistas que están abordando el caso y con los padres de familia, desde nuestra observación y compromiso podemos ayudar a nuestros alumnos recordando que el aprendizaje en acción es el más significativo donde el vínculo docente – alumno está presente, prima el respeto, ambientes positivos, las emociones positivas conviviendo positivamente y siendo comprendido por sus padres y maestros.
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